Un 65% de los chilenos declara tener miedo a que los robots o las computadoras los reemplacen en el trabajo, situación que se acentúa en los adultos mayores de 45 años y clases socioeconómicas más bajas. Todo esto, según datos recopilados en la última encuesta Nacional Bicentenario de la Universidad Católica 2019. Una preocupación no menor si consideramos que cada día la automatización gana espacio en la fuerza laboral de Chile y el mundo.
El Foro Económico Mundial proyecta que para el año 2022 se destruirán 75 millones de trabajos al año a nivel global. Pero, al mismo tiempo, las nuevas tecnologías generarán otros 133 millones de cupos. En Chile, se estima que a mediados del 2030 cerca del 30% de los empleos automatizables lo tomarán las máquinas, dejando fuera a las personas de clase media.
Expertos coinciden en que esta cuarta revolución cambiará la dinámica de trabajo, y que las nuevas generaciones se están preparando para empleos que en un futuro cercano no existirán. ¿La solución? Capacitación, reconversión y aumentar la competitividad en carreras STEM, preparando a las niños y niñas de hoy para que sepan leer programación, entender ecuaciones y conceptos básicos de ciencia.
Pese a los temores, la automatización trae consigo múltiples ventajas para las empresas y las personas. Entre ellas se destaca:
Ventajas y desventajas
Repetitividad permanente: Una vez que un proceso de automatización se ha implementado y depurado, las operaciones se repiten de forma idéntica continuamente. Por tanto, permitirá a las personas desempeñarse en otras funciones declaradas más “humanas” como la creación, programación, entre otras.
Calidad “cero defectos”. Al alcanzarse la repetitividad es posible ajustar el proceso de manera que se logren niveles óptimos de calidad.
Disponibilidad 24 horas al día. Una vez ajustadas, las máquinas pueden trabajar día y noche sin necesidad de descansar.
Creación de nuevos empleos: Tras la inclusión de máquinas al contexto laboral, alguien tendrá que asumir el rol de programarlas, configurarlas y fiscalizar su trabajo.
Reducción de la cadena de producción: Incluir maquinaria especializada y tecnología que permita la producción en masa acorta la cadena productiva, ya sea porque la máquina elabora el producto en menos tiempo o porque se eliminan los pasos que paralizaban la producción.
Por otra parte, entre sus desventajas se encuentra:
Inflexibilidad. Es sumamente costosa o lenta la adaptación a un cambio, puesto que las maquinas están programadas para hacer una función.
Elevado costo de inversión: El capital requerido para invertir en estos equipos es muy elevado, y aún es muy difícil aplicar en muchas compañías.
Mantenimiento: Todo equipo, incluso una tableta, requiere mantenimiento constante para alargar su vida útil y mantenerse 100 % operativo; y más cuando todas las direcciones y unidades de la empresa están interconectadas.
La automatización requiere de constante inversión, tanto en equipos o en casos de reparación.